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El capital ataca huyendo

Clemente Pérez Abogado, Máster en Políticas Públicas

Por: Clemente Pérez | Publicado: Miércoles 22 de diciembre de 2021 a las 04:00 hrs.
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Clemente Pérez

Esta generación logró lo que otras no pudieron: por primera vez asumen el Gobierno un Presidente y un grupo de jóvenes que no nació para el golpe de Estado. Un cambio generacional que trae también una nueva mirada.

Lo que no sabemos es cuál Boric gobernará, si el de primera o el de segunda vuelta. No sabemos si escuchará a los economistas respetados que decidieron apoyarlo y aparecer en su franja, o si, al igual que como lo hizo en la discusión del cuarto retiro, hará lo que su coalición diga, ignorando las recomendaciones de sus asesores.

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Lo del domingo fue un triunfo holgado, porque a diferencia de Kast, que se farreó el tiempo en un viaje a Estados Unidos y se dedicó a promover peleas pequeñas (examen de orina, acusación de acoso, etc), Boric se dedicó en pleno a conquistar el centro.

Ahora tiene que gobernar y enfrentar la dura realidad de que los inversionistas están sacando la plata del país. Con el dólar alto se disparan los precios de los combustibles, de los servicios básicos y de los bienes de consumo. Con las tasas altas se esfuma el sueño de la casa propia y la posibilidad de lograr déficit cero en materia de vivienda, uno de los desafíos políticos más urgentes.

"El capital ataca huyendo" es una verdad del porte de una catedral, de esas verdades que no tienen remedio. Tratar de impedir que se vayan es imposible. Los cepos kirchneristas han fracasado en todas partes. Lo mejor es, por el contrario, dar confianza a los inversionistas e invitarlos a construir un país en conjunto.

Para eso, es importante nombrar un equipo económico que logre calmar a los mercados. Y segundo, que el progresismo haga suyos principios de sano gobierno que no son patrimonio de la derecha, muy por el contrario. Clinton inició un ciclo económico positivo en Estados Unidos cuando redujo el déficit fiscal heredado de las eras Reagan y Bush padre. Desde entonces, el progresismo moderno en el mundo adoptó la bandera de la disciplina fiscal como propia, entendiendo que con la inflación los más perjudicados son los pensionados y los trabajadores.

Fue acertado, entonces, el discurso del Presidente electo cuando señaló que "expandiremos los derechos sociales y lo haremos con responsabilidad fiscal, lo haremos cuidando nuestra macroeconomía".

La segunda bandera que el progresismo no debiera regalar es el derecho a optar. Reformas a las pensiones, ¡perfecto! A las isapres y a la educación, ¡por supuesto! Pero siempre "igualando para arriba", como ha dicho el propio Boric. Eso debiera significar que cada uno mantenga su derecho a elegir. Si se crea un fondo estatal, que funcione mejor que las AFP, enhorabuena. Pero que cada uno pueda elegir donde poner sus ahorros de toda una vida. Lo mismo con las isapres y con los colegios. La competencia es sana y beneficia a los ciudadanos.

Por último, las instituciones son las que hacen que los países progresen. Y eso Boric lo tiene claro. Ojalá mantenga los ritos de la República, como lo ha estado haciendo, y también consolide instituciones que hacen que el Estado funcione mejor, como la Alta Dirección Pública para el nombramiento de jefes de servicios.

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